jueves, 19 de marzo de 2009

Texto tomado de Xornal.com publicado e 18.03.2009



Jueves, 19 de marzo de 2009 - 12:06 h
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Ogsmande Lescayllers.

Escritor e xornalista
2009-03-18 21:28:26




América despierta



Nuestra América despierta inclinada hacia la izquierda. El sol, que hasta entonces caída en perpendicular, ahora caerá en vertical sobre nuestro sufrido continente. Lo que se abre no es un nuevo camino, sino un horizonte de luz y de esperanza. "Ha llegado la hora de América y debemos de marchar unidos, como la plata en la raíces de los Andes", apuntó José Martí.



Con la unidad de los pueblos de América, llegará la libertad y la paz para todo el continente. La democracia ha de ser el nuevo lenguaje de todas las naciones y las acciones encaminadas a liberar a un continente que lleva más de 5 siglos padeciendo los males del caciquismo, el intervencionismo y la violencia, sumido en la más absoluta ignorancia, heredada de la colonia y la posterior hegemonía de los Estados Unidos de Norteamérica, que siempre ha considerado su traspatio a los países del sur de las tierras Amerindias.



Los trogloditas de siempre, a la diestra y a la siniestra del cuerpo de la politiquería, buscan a toda costa desnaturalizar la realidad que hoy viven nuestros pueblos. Azuzan el fantasma del presidente venezolano Hugo Chávez, como uno de los peores males que se pueda cernir sobre la humanidad y la amenaza del comunismo impulsado en su día, por Fidel Castro, hoy por hoy, "un cadáver político que todavía respira".



Lo que ha despertado en América es la democracia. Era lo que se pedía, ¿sí, o no? Naturalmente, la derecha más cavernícola, creída e ignorante, piensa que la democracia sólo existe cuando el triunfo es de ellos y para ellos. Nada más lejos de la verdad.



Hay que dejar bien claro, y que lo sepan de una vez por todas los ideólogos y demagogos de la derecha, que Fidel Castro nunca fue comunista y mucho menos la dictadura que regentó durante 50 años. Que ni Hugo Chávez Frías, Luis Ignacio Lula Da Silva, Daniel Ortega o Rafael Correa, tampoco lo son, se les puede acusar de cualquier otra cosa, pero no de ser comunistas, porque entonces están espantando un fantasma que no existe y el pueblo, que no es tan ignorante como algunos piensan, inmediatamente se da cuenta que lo que pretenden es atemorizarlo, manipularlo y utilizarlo con fines partidistas. Todas estas figuras que dominan el actual escenario político de la región, exceptuando a Castro, han llegado al gobierno de sus países a través de las urnas, bajo la presión de unas campañas demoledoras contra ellos, orquestadas por la CIA, la burguesía y la iglesia católica, que en vez de dedicarse a promover la fe y la hermandad, cambia la cruz por la espada y se lanza al ruedo de la política como un animal salvaje.



Cuando en Europa, África, Medio Oriente o cualquier parte del mundo, es elegido un presidente, ya sea de izquierda o derecha, los gobernantes de los países de Nuestra América, salvo escasas excepciones, hacen algún comentario contrario a la realidad que viva esa nación; lo que quiere decir, que por lo general, esta gente aceptan respetuosamente el mandato de las urnas. Pero en Europa y, sobre todo, la prensa amarilla, creyéndose portadoras y salvadoras de la verdad; sabiendo o sin saber, de inmediato se lanzan acusadoramente contra quien sea, buscando símiles o parecidos con alguien y, ese alguien, siempre será lo que ellos consideren lo peor de lo peor. Desde nuestro punto de vista, todo eso no es más que pura demagogia.



Hay que dejar a los pueblos que decidan en libertad, para que la libertad sea el objeto de culto de los pueblos y no el instrumento de unos pocos, que han mantenido durante siglos, la espada de Damocles colgando sobre la cabeza de los ciudadanos y las naciones.



El salvador, un pequeñísimo país de Centro América, después de muchos años de profunda inanición, entró a la lucha guerrillera, donde murieron miles de personas, luego inició su período democrático de mano de la derecha, la oligarquía y los terratenientes del país. El cambio no borró las profundas desigualdades que a lo largo de siglos de colonialismos, violencia y analfabetismo, han convertido a esa nación en un infierno. La derecha, como ha hecho en todo el continente, ha vivido de espaldas a la realidad de los ciudadanos y la pobreza se ha quintuplicado por todas partes. Quizás esas sean unas de las razones del cambio, por lo que debemos darles un voto de confianza a los nuevos actores a ver si se invierte el panorama en ese escenario.



Ahora todos los ciudadanos y naciones de Nuestra América, tienen el deber de hacer cada día más eficaz los métodos democráticos, para que, las democracias que se perfilan en el continente tengan identidad y sentido propio. Pues, no hay por qué imitar ni transpolar estructuras y sistemas ya caducos, con acciones y actuaciones que no se corresponden con nuestros idearios y naturalezas.



Sólo Cuba sigue aferrada a los viejos moldes del totalitarismo dictatorial en el que se embarcó hace 50 años ajena a los vientos de cambios y a las realidades que se están gestando, desde la Patagonia al Bravo, y en casi todo el mundo, a las puertas del siglo XXI.

Texto: Ogsmande Lescayllers.

xornal.com



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