lunes, 7 de diciembre de 2009

Texto Ogsmande Lescayllers. En la foto con el poeta sirio, Alí Ahmad Said Esber (Adonis) en su casa de Al Qassabin, Latakia, Siria.






HAY QUE SER.

Yo no puedo quedarme aquí
de espaldas al mundo,
mientras este se hunde
y los que están en él se despedazan:
se despiden soplados como el viento.


Los que están;
esos llamado hombres,
seres de media talla
que caminan despacio bocabajo.
Señores pueden ser,
dicen algunos.
Yo prefiero esperar para nombrarlos
porque de pronto,
esta aguas pudridas donde habitan
se emponzoñan al filo de la muerte.


El mundo allí
y aquí,
todo en mi hombro,
coleando a pasos de un ciclo de partidas,
yendo hacia atrás,
calmado en el remanso
de mi piel custodiada por las sombras.


No podemos seguir mirando en sepia,
pregonando mutantes de pasiones,
fisgoneando el andar de la vecina
bajo los impermeables de la noche.


Hay que ser
entender,
saltar al ruedo
y sin disimular tus credos,
si los tienes,
hablarle al hombre en serio
de esta realidad que nos avienta,
nos zurce tentadora los instintos
hasta dejarnos mudos frente al mundo.


Hay que tener humanidad
y alzar la voz en medio de las plazas.
Lanzar flechas de luces al vacío,
y conformar los llenos con aliento.


No se puede escribir textos al miedo,
con miedos y aderezos de mentiras,
por temor a que vengan los matones
y te corten de un tajo la existencia.


Hoy el poema entraña someterte
al juicio original de la política,
a la jauría de locos que hacen versos
contemplativos,
sin contemplar las injusticias de este mundo.


Entraña dar la vida;
ser ella si es preciso en el combate
y no un cantor de espárragos y trufas
o un niñato indeciso,
Bukowskiano,
con un puñado de versos sicalípticos.


Por lo visto
es lo que hay,
nos dan,
y se publica
por editores tránsfugas y arietes,
cálamo verde en papel lumínico.


De mil modos y formas,
el mundo se sostiene a pie jutillas.
Al que desea hablar se le hace tarde.
Los que se callan nunca dicen nada.
Cuando llega la hora de la siembra,
todo el campo se llena de rastrojos.


Aquí yo no me quedo;
Apesta el mundo.
Los que se callan pecan de silencio.
A los que hablan los echan al exilio.
Los que mienten,
asfixian,
destruyen,
contaminan,
son los representantes del poder;
los intocables que nadie fiscaliza.


Yo no me quedo aquí,
apesta el mundo.
Si me juego la vida,
es porque llevo mis versos de estandartes.






No hay comentarios: